Nací en un pueblo pequeño de la Alcarria, provincia de Guadalajara. En 1965 mi familia me trajo a Barcelona, tenía 6 años. Fuimos una de las primeras familias de esa área rural que dejó el campo para venirse a la ciudad, como tantas otras familias hicieron posteriormente en los años 70 y 80.
En Barcelona, también como tantos otros niños, fui a un colegio de una orden religiosa dedicada a la educación, en concreto a los Hermanos Gabrielistas que, como el resto de órdenes religiosas, se tomaban muy en serio su misión, por lo que adquirí una sólida formación de cultura general. En aquella época el único idioma extranjero que se enseñaba era francés, pero tuve la suerte de que mi hermana me convenciera, cuando yo aún estudiaba bachillerato, de que me enrolara en la Escuela Oficial de Idiomas para aprender inglés. Cuando acabé Secundaria estudié filología inglesa en la Universidad de Barcelona, a la vez que hacía diferentes trabajos relacionados con la cultura, el turismo y los viajes en general, aunque mi primer trabajo estable y duradero fue el de funcionario de la Administración General del Estado. Trabajo sencillo y cómodo pero al que le faltaba algo de desafío, por lo que, después de 22 años decidí ir a la Universidad de nuevo, esta vez universidad a distancia (UNED), a estudiar turismo. Esto me permitió posteriormente realizar las pruebas de habilitación para ser Guía Oficial de la Generalitat. La preparación de estas pruebas fueron para mí una gran ocasión para enterarme en qué consistía la historia y cultura catalana, ya que en mi época de estudiante no se estudiaban, he de reconocer que conocer toda la historia y todas las costumbres, arte, fiestas, deportes, geografía, platos típicos y, en fin, todo lo relacionado con Cataluña, me hizo cambiar mi visión de Cataluña y me abrió los ojos a la realidad en la que me encontraba, a la vez me dotó de más elementos para poder juzgar todo lo que sucede actualmente en cualquier ámbito. Disfruto mucho de mi profesión de guía turístico oficial, no sólo por que puedo enseñar a los visitantes mi ciudad si no también por lo que ellos me aportan de conocimientos y de humanidad.